Me pregunto si me volverá a dar el día mi impulsiva amiga, o si estará más tranquila...
Pronto lo descubriremos...
Charlotte tiene la... manía de cruzar por un paso de cebra, cuando no hay semáforos, con la mirada al frente, sin mirar si vienen coches.
- Así me gusta, no mirar atrás... Charles, algún día te pillará un coche...
Charlotte cruza sin girar la cabeza y continúa el trozo de canción que le he ofrecido.
- Yo te ofrezco mi amor...
Se gira ofreciéndome su sonrisa cínica.
- Una mierda amor, me ofreces sustos, que es distinto... -Miro consternado a los lados y veo que se aproxima un coche bastante rápido. Dudo un momento y echo a correr hacia ella. Charlotte se vuelve y le echa una mirada de mil demonios al conductor del coche, que masculla algo por el movimiento de los labios de su boca... Pero frena.
Mi pelirroja e impulsiva amiga le echa una sonrisa repelente y sigue caminando.
- Nena, antes no eras así -me quejo suavemente.
- Bueno, fuiste tú quien me dio la oportunidad de cambiar... A llegar a ser esto.
- No hagas que me arrepienta -le digo sarcásticamente con otra canción.
Cuando vuelvo a casa después de este movidito paseo (la verdad es que hay veces que odio pasear con ella si no es por las calles con semáforos de la ciudad, es estresante) me tumbo en la cama y me pongo los auriculares.
Charlotte sigue sin comentar nada sobre qué fue aquello que le pasó cuando íbamos al instituto.
Bueno, o antes del instituto.
Es que me como la cabeza. Me pregunto qué habría pasado si a mí no me hubiese fascinado su brusco cambio, si no la hubiese perseguido, si no nos hubiésemos quedado a solas en nuestra clase hace tres años, si ella no hubiese tenido el valor para sentarse allí y esperarme.
Ese cambio tan bestial, que ahora la hace derrochar libertad, orgullo, hasta llegar a sus locos impulsos.
Sin embargo creo que su libertad no es mas que otras cadenas que atan sus alas, que le dejan más movimiento, pero no le permiten despegar hacia el cielo que parece que tanto ansía.
Charlotte llega a clase el primer día. Sus pantalones vaqueros ajustados, su vestido rosa oscuro a cuadros, sus zapatos de tacón. La gente la mira entre interesada y dudosa. Su sociable carácter hace que se congracie con todo el mundo.
Muchos se levantan en el descanso de los cinco minutos para conocerla. Comentarios graciosos, una belleza curiosa, se hace amiga de todos rápidamente.
Al día siguiente, las primeras horas sigue igual.
Un descanso.
Un cruce.
Un vistazo de reojo.
Una mirada de terror.
Charlotte se ha marchado y sólo queda una cáscara vacía, con pelo lacio, con ojeras, sin expresión.
¿Qué ha pasado?
Yo aún sigo intentando averiguar quién es aquella persona que la atrapa y la amarra al suelo.
Pero es que no la encuentro. Y Charlotte esquiva el tema cada vez que lo insinúo.
Entonces el sonido de su móvil me despierta de mis pensamientos.
Miro la pantalla para ver quien es y una sonrisa me ilumina el rostro.
Su dulce voz me saca de mis rayujos de papel.
"Qué haría yo sin él...", murmuro.
-------
Pues mira ahora mismo yo tambien cruzo sin mirar, y arriesgo mucho quizás demasiado.
Pero prometo como ya he dicho en mi blog, contenerme un poco.
La verdad es que el texto me ha parecido un poco confuso y tal, pero tambien tiene que ver que son las 5:51 y tengo mucho sueño.
saluDOS
Brutal :)
Mesenshéeeeeeee
http://www.goear.com/listenwin.php?v=9ad8392
Quizás necesites un poco de música :)